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En la época del virreinato del Perú, el término cacique designaba al líder o jefe de una comunidad indígena. Los caciques eran figuras de autoridad que desempeñaban un papel crucial en la organización social y política de sus pueblos. Según las crónicas y documentos de la época, como los escritos de Pedro Cieza de León y el Inca Garcilaso de la Vega, los caciques eran responsables de administrar justicia, dirigir trabajos comunales y coordinar el tributo que debía entregarse a las autoridades virreinales. Su posición era hereditaria, aunque la autoridad de un cacique dependía también de su habilidad para liderar y mantener el bienestar de su comunidad.

El cacicazgo era la estructura territorial y política gobernada por un cacique. Durante el virreinato del Perú, el cacicazgo conservó gran parte de su organización prehispánica, aunque adaptada al nuevo contexto virreinal. Los cacicazgos eran reconocidos por las autoridades españolas y se utilizaban como unidades administrativas para facilitar la recolección de tributos y la implementación de políticas. Informes de los visitadores muestran cómo los caciques y sus cacicazgos se integraron en el sistema colonial, y mantuvieron un grado de autonomía local mientras cumplían con las demandas del virrey y otros funcionarios.

Cabe destacar el término curaca, interesante por ser sinónimo de cacique en el contexto andino. Los curacas eran líderes indígenas responsables de gobernar sus comunidades y supervisar el cumplimiento de las obligaciones tributarias y laborales impuestas por los españoles. Crónicas como los Comentarios Reales de los Incas de Garcilaso de la Vega describen cómo los curacas actuaban como intermediarios cruciales entre las autoridades coloniales y la población indígena, para asegurar la lealtad y el cumplimiento de las leyes y normas coloniales.

Cieza de León ofrece una descripción detallada de un cacique, Nutibara, hijo de Anunaybe, quien gobernaba sobre una región y tenía un hermano, Quinuchu, que actuaba como su lugarteniente en las sierras de Abibe. Este cacique recibía tributos en forma de alimentos y joyas de oro, y cuando se desplazaba, lo hacía en andas adornadas con oro, llevadas por los principales de su comunidad. Además, Nutibara tenía muchas esposas y exhibía cabezas de enemigos derrotados como trofeos de guerra, lo que indicaba su poder y éxito militar.

El cacicazgo de Nutibara es un claro ejemplo de la estructura de poder indígena antes y durante la colonización española. Los caciques eran figuras centrales en la administración y organización de sus comunidades, y desempeñaban roles tanto políticos como militares. La descripción de cómo Nutibara y su gente se preparaban para la guerra y veneraban a sus deidades en templos dedicados evidencia la combinación de autoridad espiritual y terrenal que caracterizaba a los caciques.

En el contexto virreinal, los caciques como Nutibara también interactuaban con los españoles, quienes a menudo dependían de ellos para mantener el orden y facilitar la explotación de recursos. La narración de Cieza de León sobre la resistencia indígena y la eventual victoria de los españoles bajo el mando de Francisco César subraya el conflicto y la adaptación de los caciques a la presencia española.

Farid Vásquez Farromeque
Universidad Nacional Mayor de San Marcos