Los mercedarios, oficialmente conocidos como la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, son una orden religiosa católica fundada en 1218 en Barcelona, España, por San Pedro Nolasco. Su misión principal era la redención de cautivos cristianos capturados por los musulmanes durante las guerras e incursiones en la península ibérica y el Mediterráneo. Desde su fundación, los mercedarios se destacaron por su dedicación a liberar a los cristianos esclavizados, una tarea que realizaban mediante la recolección de fondos y, en ocasiones, ofreciendo su propia libertad a cambio de la de los cautivos.

La llegada de los mercedarios a América Latina se produjo en el contexto de la expansión española y la evangelización de los nuevos territorios. En Perú, los mercedarios desempeñaron un papel significativo durante la conquista y la colonización. Los primeros integrantes de la orden llegaron al Perú con los conquistadores españoles en 1534, apenas unos años después de la conquista del Imperio Inca. Esta misión fue liderada por Fray Miguel de Orenes, quien se unió a Francisco Pizarro y su contingente de soldados en su expedición hacia el sur del continente. Al igual que otras órdenes religiosas, los mercedarios no sólo participaron en la evangelización de los indígenas, sino también se involucraron en la construcción de iglesias, hospitales y escuelas.

Una de las principales contribuciones de los Mercedarios en el Perú fue su labor evangelizadora. Se enfocaron en la conversión de los indígenas al cristianismo, aprendieron sus lenguas y adaptaron sus métodos de enseñanza para facilitar la comprensión del Evangelio. Los mercedarios eran conocidos por su enfoque humanitario y su interés en mejorar las condiciones de vida de los pueblos indígenas, a quienes consideraban no sólo como sujetos de conversión religiosa, sino también como personas dignas de respeto y dignidad.

Además de la evangelización, los mercedarios contribuyeron significativamente a la educación en el Perú virreinal. El 12 de mayo de 1551, fundaron la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y establecieron escuelas y centros de enseñanza donde instruían a los indígenas en diversas materias, que incluía la lectura, la escritura y el catecismo. Estas instituciones educativas jugaron un papel crucial en la difusión de la cultura y la lengua española, así como en la formación de una élite indígena cristiana que podía servir de intermediaria entre los colonizadores y la población nativa.

Los mercedarios también se destacaron por sus obras de caridad y asistencia social. Fundaron hospitales y hospicios para atender a los enfermos, pobres y necesitados, sin importar su origen étnico. Estas instituciones no solo proporcionaban atención médica, sino también ofrecían refugio y alimento a aquellos que lo necesitaban. La labor caritativa de los mercedarios fue fundamental en una época en la que las condiciones de vida eran difíciles y las enfermedades, frecuentes.

Uno de los hospitales más importantes fundados por los mercedarios en el Perú fue el Hospital de San Juan de Dios en Lima, que se convirtió en una de las instituciones médicas más reconocidas del virreinato. Los mercedarios administraron este hospital durante muchos años, brindaron atención médica a la población y formaron a numerosos médicos y enfermeros que desempeñaron un papel crucial en la salud pública del país.

La influencia de los mercedarios en el Perú también se extendió al ámbito cultural y arquitectónico. Construyeron numerosas iglesias y conventos que se convirtieron en hitos de la arquitectura virreinal peruana. Estos edificios, caracterizados por su belleza, no sólo eran lugares de culto, sino también centros de actividad social y cultural. Entre las construcciones más destacadas de los mercedarios en el Perú se encuentra la Basílica Menor y Convento de Nuestra Señora de la Merced en Lima, uno de los templos más antiguos y emblemáticos de la ciudad. Este convento, fundado en 1535, se convirtió en un importante centro religioso y cultural, y su iglesia es conocida por su rica decoración y sus valiosas obras de arte. La arquitectura mercedaria en el Perú refleja la influencia de estilos europeos como el Barroco y el Renacentista, adaptados a las condiciones locales y a los materiales disponibles.

La historia de los mercedarios en el Perú no estuvo exenta de desafíos. Durante los siglos XVI y XVII, enfrentaron dificultades tanto internas como externas. Las epidemias, las tensiones con otros grupos religiosos y las crisis económicas afectaron su capacidad para llevar a cabo su misión. Sin embargo, los mercedarios demostraron una notable capacidad de resistencia y adaptación. A pesar de las adversidades, lograron mantener su presencia y continuar su labor evangelizadora y social. En el siglo XVIII, con la consolidación del poder virreinal y la relativa estabilidad del territorio, los mercedarios experimentaron un renacimiento. Durante esta época, reforzaron sus actividades educativas y caritativas, y ampliaron su influencia en diversas regiones del país.

Sin embargo, con la llegada de las reformas borbónicas y las guerras de independencia en el siglo XIX, los mercedarios, al igual que otras órdenes religiosas, enfrentaron nuevas amenazas a su existencia. Durante las guerras de independencia en América Latina, muchos religiosos, incluidos los mercedarios, se vieron obligados a tomar partido. Algunos apoyaron a los insurgentes, mientras que otros permanecieron leales a la corona española. Esta división también se reflejó en el Perú, donde los Mercedarios desempeñaron roles diversos y, en ocasiones, contradictorios.

Tras la independencia del Perú en 1821, la situación de las órdenes religiosas cambió drásticamente. Las nuevas autoridades republicanas implementaron políticas de secularización que afectaron a los mercedarios, confiscaron sus propiedades y limitaron sus actividades. A pesar de estos desafíos, la orden logró adaptarse a las nuevas circunstancias y continuar su labor, aunque en una escala más reducida.

En conclusión, los mercedarios han desempeñado un papel crucial en la historia del Perú desde su llegada en el siglo XVI. Su labor evangelizadora, educativa y caritativa ha dejado una huella profunda en la cultura y en la sociedad peruanas. A pesar de los desafíos y las adversidades, la orden ha demostrado una notable capacidad de resistencia y adaptación, y su legado perdura hasta nuestros días. La historia de los mercedarios en el Perú es un testimonio de su compromiso con la fe, la justicia y el servicio a los más necesitados.

Carlos Uceda
Universidad Nacional Mayor de San Marcos


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