En el siglo XVI, la llegada de las órdenes religiosas al Nuevo Mundo fue propiciada por la Corona Española en su afán de continuar la misión evangelizadora en los virreinatos. Sin embargo, la presencia de estas órdenes es reconocida desde mucho antes. Así, en la década de 1520, la orden establecida por Santo Domingo llegó a América por primera vez durante el proceso de la conquista. Los dominicos llegaron como pacificadores en la relación entre los conquistadores y los indígenas, y también se encargaron de recolectar los tributos de una forma menos agresiva, lo que generó la molestia de los encomenderos.
A lo largo de los siguientes años, llegó al Perú un primer grupo de dominicos: fray Reginaldo de Pedraza, fray Alonso Burgalés, fray Pedro Yépez, fray Vicente Valverde, fray Tomás de Toro y fray Pablo de la Cruz. En general, durante el siglo XVI, trabajaron en la defensa del indígena y de su libertad. También intentaron suprimir las encomiendas y todo lo que ocasionaba la merma de la población nativa.
Por otro lado, la orden de los dominicos comenzó a establecerse en varios lugares de la costa y sierra del Perú. En 1539, recibieron tierras en la plaza mayor de Cuzco y en 1541 en la ciudad de Lima, donde se creó el Convento del Rosario. También se establecieron en otras ciudades como Arequipa, Huánuco, Huamanga, Trujillo y Callao, además de erigir un total de setenta y tres casas religiosas. En las Actas Capitulares, se explican las misiones de los religiosos conventuales. Entre ellas, se encontraba la tarea de salir como misioneros itinerantes, de dos en dos, para predicar el Evangelio a los indígenas. Entre sus principales funciones estaban evangelizar a través de la lengua nativa y promover la seguridad y buen trato a los naturales.
En ese sentido, fray Domingo de Santo Tomás escribió una serie de cartas desde 1550 dirigidas al Consejo de Indias y al rey, en las que denunciaba los abusos de los encomenderos y la manera en que ejercían su autoridad.
A pesar de su rol principalmente religioso, los dominicos también se enfocaron en la educación, dedicándose a enseñar la fe católica en el virreinato. Por ello, su influencia se percibió en el ámbito educativo a través de la creación de escuelas y universidades. Así, la orden dominica promovió la fundación de diversos colegios y universidades, entre las que destacan la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, establecida como Estudio General en 1551, y la Universidad San Antonio Abad del Cusco en 1692. El principal promotor de esta iniciativa fue fray Tomás de San Martín.
En 1548, los frailes de la Provincia de San Juan Bautista en Cuzco acordaron la creación de centros educativos con las siguientes disciplinas: Teología, Escritura, Gramática y Lengua Quechua, con el objetivo de formar más predicadores. Este propósito estaba inscrito en el plan institucional de la orden, tal como se evidencia en un documento de la fundación emitido por el Maestro General de la Orden de Predicadores.
Como parte de su interés por el conocimiento de las lenguas autóctonas, fray Domingo de Santo Tomás publicó en 1560 el Lexicón o Vocabulario General del Perú llamado quechua, una obra de gran importancia por recopilar las formas gramaticales de este idioma. Este trabajo logró varios objetivos importantes, como proporcionar un instrumento a los doctrineros para mejorar la evangelización y demostrar al Consejo de Indias que los naturales no eran incivilizados.
Este interés por la educación y la creación de cátedras por parte de los dominicos generó rivalidades entre las órdenes religiosas debido a la hegemonía educativa. En el siglo XVII, surgieron polémicas con los franciscanos y los jesuitas, especialmente por desacuerdos en temas como el libre albedrío y la retórica de la gracia. A pesar de estas tensiones, los dominicos mantenían un poder significativo, en parte debido a su estrecha relación con el Tribunal de la Santa Inquisición, que llegó al Perú en 1570. Cabe mencionar que fray Jerónimo de Loayza, un dominico, ya había organizado autos públicos de fe en 1548, 1550 y 1565, antes de la llegada formal de la Inquisición.
En general, los dominicos tuvieron una gran influencia intelectual en el clero y en las instituciones educativas. En los siglos XVI y XVII, las órdenes religiosas impulsaron principalmente la escolástica. Este predominio refleja el monopolio intelectual que ejercieron las órdenes religiosas en el virreinato.
Jossy Ancco Vásquez
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Bibliografía
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