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Memorial por la religión de San Francisco, en defensa de las doctrinas del seráfico doctor san Buenaventura, del sutilísimo doctor Escoto, y otros doctores clásicos de la misma religión

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El año de 1416 se constituyó la primera cátedra de Duns Escoto en la Universidad de Salamanca junto a los privilegios que el Papa Benedicto XIII le otorgó a dicho centro de estudios. Fueron momentos de bonanza intelectual para los frailes de la Orden de San Francisco, y también de grandes disputas sobre qué escuela o tendencia debía enseñarse en los Estudios Generales o Provinciales de los menores: la filosofía de San Buenaventura (Doctor Seráfico) o la filosofía de Juan Duns Escoto (Doctor Sutil). Esta situación no solo generó una controversia interna entre los franciscanos, sino que además se sumó, posteriormente, la disputa con los dominicos en la regencia de las cátedras de filosofía y teología en Salamanca, lo cual produjo que se encendieran los debates en torno a las doctrinas de Santo Tomás de Aquino, de San Buenaventura y de Juan Duns Escoto. Mientras los dominicos contaban con una doctrina, autor y corpus definidos, los franciscanos, por su parte, debatían qué autor debía ser el «representante» de la Orden. Del conflicto con los dominicos, se sabe que el cardenal Cisneros impulsó a que los franciscanos se trasladen, en su mayoría, de la Universidad de Salamanca a la Universidad de Alcalá de Henares aproximadamente en 1508.

Existen, pues, dos líneas de debate. La primera o la «interna», cuyo tema central es la opción franciscana por alguna de las escuelas filosóficas de la Orden: o la bonaventuriana o la escotista. La segunda línea o «la externa», cuyo dilema principal es la regencia doctrinal de las cátedras salmantinas con los dominicos. Estas controversias serán superadas por medio de una serie de medidas o hechos como, por ejemplo, para el debate interno, los sucesivos capítulos generales para la consolidación de la escuela escotista. El Capítulo General de Valladolid de 1565 resalta la importancia del trabajo intelectual en la Orden, mientras que el Capítulo General de 1593 en la misma ciudad se aprecia una postura clara en favor de Duns Escoto hasta llegar al Capítulo General de Toledo en 1633 cuando la Orden institucionaliza la enseñanza de la filosofía y teología in via Scoti.

En medio de este proceso doctrinal y jurídico interno de los menores y frente al debate externo con los dominicos, hubo la necesidad de resaltar la importancia de los doctores franciscanos y es así como en el año 1628 los franciscanos profesores de la Universidad de Salamanca redactaron el Memorial por la religión de San Francisco, en defensa de las doctrinas del Seráfico Doctor San Buenaventura, del sutilísimo Doctor Escoto, y otros Doctores Clásicos de la misma religión que compendia los principales argumentos a favor de la restitución y valoración de los filósofos y teólogos franciscanos, pues como dice en el folio 1: “La Religion de San Francisco acude a los pies de V. Magestad, como a particular protector y defensor, y dize, que la Universidad de Salamanca ha hecho un nuevo juramento de leer y enseñar tan solamente la doctrina de San Agustín, y las conclusiones de S. Tomás, tocantes a la teología Escolastica, y contenidas en la Suma Teológica, dexando excluidas otras cualquier doctrinas de los demás Santos, Padres y Doctores Escolasticos que sean contrarias”.

La importancia de este Memorial es múltiple. En primer lugar, es un texto interesantísimo para conocer de manera compendiada las principales tesis filosóficas que se debatieron en la Universidad de Salamanca en pleno Siglo de Oro español. Del mismo modo, es un documento que si bien no lo menciona directamente, se conecta con la Logica Via Scoti del filósofo peruano Jerónimo de Valera publicada en Lima en 1610, cuya fórmula in «via Scoti», empleada a lo largo de toda su obra, es la primera en usarse en la historia intelectual de la Orden de Frailes Menores tal como quedó constatado en la Aprobación de Fray Diego de Pineda y que, probablemente, haya influido en la opción franciscana del in via Scoti aprobada por el Capítulo General de Toledo de 1633. Finalmente, Lima fue la única ciudad del orbe americano que recibió el derecho de imprimir y publicar dicho Memorial impreso por Jerónimo de Contreras junto al convento de Santo Domingo el año de 1629.

Jean Christian Egoávil
Universidad del Pacífico / Estudios Indianos

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