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Rosa mistica. Vida y muerte de Santa Rosa de S. Maria Virgen
Fray Antonio González Acuña, obispo de Caracas, fue el procurador de la causa de beatificación de Rosa de Lima en Roma. Este limeño vistió tempranamente el hábito de Santo Domingo en el convento grande del Rosario. Ahí llegó a ser catedrático y, luego, en la Universidad Real de San Marcos, fue catedrático de moral.
Fue un hombre con especial talento para la política eclesiástica, por ello su orden lo envió como procurador general de su provincia a Europa en el año de 1657. Fue entonces que puso sus mayores esfuerzos para acelerar la causa de beatificación de Rosa de Lima. De este modo ganó afecto y confianza del padre Juan Bautista de Marinis, maestro general de la Orden de Predicadores. Llegó a ser provincial de Tierra Santa y Vicario General de la Provincia de Nápoles.
La hagiografía de González Acuña, como el mismo declara en le prólogo al lector, se caracteriza por ser obra de un paisano. De este modo, aun cuando su narración sigue la estructura de la versión de Hansen, ya entonces tenida como base, incorpora información marginal en la que revela su posición americana. Hará, como es de esperarse, especial énfasis en el papel que desempeñó la Orden de Santo Dominico en su labor evangélica en el Nuevo Mundo.